El comentario deportivo de Don Floro
Este es un comentario a pedido, en general yo opino de economía, teología o política internacional (de hecho, esta semana pensaba escribir de la orden de detención a Putin: no me queda claro quien lo va a ir a detener, la CIA, el FBI, los policías del Club de la Comedia…).
Pero tanto insistieron, que voy a comentar el partido de Colo Colo y Cobresal, que como todos saben terminó 3 -1 a favor de los mineros.
Primero, lo que todos comentan: el tercer gol de Cobresal es más tonto que el tipo que creía que fornicar era una tarjeta de crédito. Para qué el arquero Cortés andaba tan adelante si la pelota estaba en el arco contrario…
Claro que podemos hacer leña del árbol caído -en este caso debe ser una araucaria- y decir que los laterales albos son más lentos que lista de espera de hospital público, que el equipo juega con displicencia hasta que se pone nervioso, que tiene menos sangre que un vampiro vegano. El único que andaba bien era el arquero, que salvó dos o tres jugadas de riesgo… Claro, Cortés andaba bien hasta el tercer gol.
Pero hay que buscarle el lado ético a este tema. No hay que reírse de la desgracia ajena. En especial unos amigos míos que usan unas camisetas de color mar (cuando está limpio, no en Quintero). No hay que reírse de la desgracia del rival (ya sé que cuesta), lo único que debe alegrarnos es el triunfo propio. Entre otras cosas, porque normalmente la vida te cobra las palabras.
Tengo un vecino antiargentino (le tiene tanta bronca a lo argentino que encuentra fea a Pampita), que celebró la derrota albiceleste frente a Arabia Saudita en el último Mundial. Como todos saben estuvo enojado el resto del campeonato, final incluida.
No soy colocolino, pero no me alegro cuando pierde Colo Colo. Me acuerdo de que medio Chile es albo, que mucha gente sufre con este resultado, niños, adultos mayores. Que en días así, el té se hace con una bolsita usada y la marraqueta es de Supermercado.
Igual el tercer gol fue más tonto que el que el tonto que ganó el premio del peor tonto y le dieron dos por si lo perdía.
