La Cibernews - La Calumnia de don Flor y la Constitución

La constitución “sueltecita”

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Cuando yo era chico, en la época de la tele en blanco y negro, las mamás compraban la ropa sueltecita, o sea grande, para que durara varios años. Así uno tenía ropa nueva, pero que quedaba grande y cuando uno crecía, se deshacían las bastillas y te quedaba bien, pero ya estaba vieja.

Algo así está pasando, según aprecio en mi calidad de experto constitucional (leí el comienzo de un artículo en Wikipedia), con el proyecto constitucional que se están elaborando actualmente los “expertos”, aunque a pocos les importe y menos sepan lo que se está negociando.

La otra, la que fue derrotada por goleada, era ajustada, hablaba de todo, trataba de adelantarse a todos los casos, era apretadita. ¿Resultado?, quedó más larga que la espera del pobre. Y no la leyó nadie.

¿Cómo votó la gente, entonces? Por lo que salía en la tele y en los otros medios de comunicación. En los de izquierda se trataba de una constitución perfecta, que nos la iban a venir a copiar desde Europa. Según los de derecha, era más mala que choripán con manjar blanco. Más gente creyó esto último.

La de ahora, en cambio, la están haciendo en general, que se hable lo principal de las cosas y los casos puntuales los arreglamos en el camino.

Esa costumbre bipolar de los chilenos. Somos los mejores y después los peores, sin escalas. Somos un ejemplo para el mundo y luego nadie quiere saber de nosotros. Somos campeones de América y después nos eliminan del Mundial.

En este caso pasamos de la constitución S a la constitución XL. Y Chile es un país M.

Un ejemplo de esto es el “Estado social y subsidiario”. Un paragua muy amplio, claro que ahí caben todos. Pero es como un hincha de Colo Colo que va con una camiseta azul al Monumental.

En este caso pasamos de la constitución S a la constitución XL. Y Chile es un país M.

Don Floro

Otro, la propuesta de la Comisión Experta respecto del medio ambiente. Son tres artículos. Primero, toda la gente tiene que contribuir a la protección; segundo, el Estado debe conciliar naturaleza y desarrollo; tercero, el Estado debe fomentar el desarrollo sostenible. Lindo les quedó.

Digamos las cosas como son, una constitución del siglo XXI en Chile no puede dejar de considerar la crisis climática y la escasez de agua.

En Santiago tenemos una manda a San Expedito para que llueva este invierno, sino capaz que en el verano 2024 haya racionamiento. Más de la mitad de las comunas del país (53 por ciento) se encontraba con escasez hídrica declarada el año pasado por Dirección General de Aguas; las regiones de Coquimbo, Valparaíso, O’Higgins, Maule, Los Ríos y Los Lagos completitas.

Además de la sequía, se derriten los hielos polares, sube el nivel del mar, se está afectando tanto la agricultura como la ganadería y cada año son más terribles los incendios forestales. Al revés de lo que decía un lema que nos repetían cuando niños: vamos mal, cada día peor.

No necesitamos un cuerpo legal sueltecito, que mire de lejos al país. Necesitamos uno que les meta diente a los problemas.

Una constitución que en medio ambiente no hable de agua ni de cambio climático es como jugar un partido de fútbol sin cancha ni pelota.

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